Como dice el dicho popular: “Si recoges 100 hormigas negras y 100 hormigas rojas y las metes en un frasco no pasará nada, pero si coges el frasco, lo sacudes violentamente y lo dejas en la mesa, las hormigas comenzarán a matarse entre sí. Las rojas creerán que las negras son las enemigas mientras que las negras pensarán que lo son las rojas. Sin embargo, el verdadero enemigo es la persona que sacudió el frasco”
Se trata de una de las estrategias más antiguas que existen, una que llevo viendo desde hace años en la multinacional para la que trabajo y que veo a diario en nuestra sociedad:
Divide y vencerás.
Y es que nuestros mandatarios y demás planificadores centrales se afanan en dividirnos en todo tipo de facciones, para sacar rédito político y de paso tratar de convencernos de que les necesitamos.
Izquierdas vs derechas
Hombres vs mujeres
Ricos vs pobres
Vacunados vs no vacunados
Empresarios vs trabajadores
Monárquicos vs republicanos
…
Si bien es cierto que no solo es culpa de nuestros mandatarios, ya que nosotros mismos siempre nos empeñamos en encontrar aquello que nos separa, y nos reorganizamos a conveniencia cuando existe otro grupo del cual nos queremos diferenciar aún más. Esto explica como los aficionados del Atlético y del Real Madrid -que ayer estaban a bofetadas- hoy se unen para apoyar a la selección. O bien que si mañana nos invaden los alienígenas, rusos y americanos unirán fuerzas para hacer frente a esta amenaza común. Que a nadie le quepa duda.
Estamos en guerra. Concretamente en una guerra cultural y de control de la información. Y es que, como ya ocurrió en la revolución Bolchevique o en la China de Mao, estamos siendo bombardeados con ideas y valores que sencillamente no queremos, y que pretenden meternos con calzador.
A mi entender, estas guerras culturales no son más que agitar el frasco para tenernos enfrentados, mientras hacen y deshacen a su antojo. Y es que titulares como el anterior, ponen de manifiesto que vivimos en una sociedad en declive y tremendamente polarizada. Una sociedad en la que los reguladores quieren controlar hasta el más mínimo detalle de nuestras vidas. Porque claro, ¡qué haríamos nosotros sin ellos!
Titulares como el anterior evidencian que la concentración de poderes y el tamaño de los estados se ha hecho excesivamente grande y que estamos llegando a un pico. Sí, un pico. No olvidemos que -como tantos otros aspectos de la naturaleza y la economía- la historia es cíclica, y estamos llegando a un pico de centralización de poderes (opresión).
Estamos en guerra. Una guerra del pueblo contra los que de forma arbitraria y centralizada pretenden arrebatar nuestra libertad. Así que, amigo mío, ¡vamos a dejarnos de izquierdes, de dereches y demás leches, y centremos el foco en aquellos que están agitando el frasco!
P.D. La desobediencia civil y el uso responsable de nuestro dinero son las mejores herramientas para conseguir un cambio. Dejemos de dar nuestro voto a partidos que solo tratan de dividirnos y nuestro dinero a corporaciones que lo usan en nuestra contra. Te paso varias empresas que ya están luchando por construir el mundo que queremos.